Thursday, July 28, 2011

La Familia Viña, Protagonista de algunos procesos educativos en la ciudad de Ibagué en el Silgo XX

Congreso Colombiano de Historia 2000 LA FAMILIA VIÑA: PROTAGONISTA DE ALGUNOS PROCESOS EDUCATIVOS EN LA CIUDAD DE IBAGUÉ EN EL SIGLO XX MARÍA DEL CARMEN MORENO VÉLEZ Profesora de la Universidad de Ibagué Introducción El ejercicio de la docencia universitaria en la Ciudad de Ibagué, nos ha permitido observar la existencia de gran cantidad de establecimientos educativos, cuyos nombres nos dicen de la presencia de personajes ilustres significativos para la vida educativa del Municipio. Al indagar por la significación de los nombres de los establecimientos, hemos encontrado que ni los alumnos, ni los maestros dan cuenta de la significación de las personas que han dado nombre a estos establecimientos. Es más sorprendente aún la situación: hemos conocido que descendientes de algunos de estos personajes viven en la ciuadad y todavía ofrecen servicios de apoyo a los procesos educativos en particular y al entramado cultural del Tolima en general. Esta situación y la necesidad de dar respuestas a múltiples inquietudes relacionadas con el ejercicio académico, nos imponen la tarea de dejar los registros de averiguaciones que nos permiten confrontar los datos conocidos y someterlos al examen de otros actores partícipes en la labor educativa. El Contexto histórico. En el Tolima de principios del Siglo XX se habían afincado tendencias liberales, y se habla de Logias de Masones desde los comienzos de la Historia de la República. No obstante, los sacerdotes y religiosas sostenidos, de una parte por los mandatos constitucionales de 1886, de otra, por los compromisos adquiridos mediante el Concordato entre el Estado Colombiano y la Iglesia Católica en 1887, y apalancados en la férrea disciplina que propicia la fe, lograron penetrar los ámbitos educativos ibaguereños a través de Instituciones tan reconocidas como son Las Hermanas de la Presentación y Los Hermanos Salesianos. Algunos Agentes educativos presentes en Ibagué desde principios del Siglo XX El primer establecimiento educativo de importancia en la ciudad de Ibagué, es el Colegio San Simón, cuyos orígenes se remontan a 1822, cuando el General Santander, en el desarrollo de políticas educativas para la naciente República, ordena la fundación de establecimientos educativos en distintas ciudades importantes. Una de ellas, Ibagué, resulta favorecida con el mandato y desde entonces San Simón se ha destacado por su papel en la formación de los ciudadanos tolimenses. Los Hermanos Maristas fundaron la Escuela San Luis Gonzaga en 1895. Con el desarrollo educativo y el empuje de los Maristas, la Obra fue creciendo hasta completar su oferta educativa con niveles de educación media que les permitían otorgar el grado de Bachiller. Ellos, además, se encargaron de regentar los destinos de La Normal de Varones, establecimiento que tiene un tratamiento en otra ponencia de este mismo Panel. Los Maristas mantienen el Colegio San Luis Gonzaga hasta finalizar la década de los 90, cuando, obedeciendo a políticas generales de la comunidad religiosa, cambian el nombre por el de Colegio Champagnat, en momentos en los que además se trasladan a un lugar con características campestres, en una zona urbana que aún ofrece amplios espacios verdes, a pesar de estar situada aledaña a una de las principales vías de la ciudad. Comenzaron el Siglo XX con una de las más claras ofertas educativas que incide en la formación de personajes tolimenses, particularmente, de maestros formados a través del ejercicio de la Dirección de la Normal de Varones. Así también se prevé que el Siglo XXI, lo inician con una Institución consolidada, capaz de comprender los compromisos que imponen las nuevas condiciones políticas, científicas y tecnológicas del Orbe. En 1900 las Hermanas de La Presentación, procedentes de Medellín, arribaron a Ibagué, con el objeto de fundar un establecimiento educativo para niñas y señoritas. Se alojaron en el Hotel Brasilia, de propiedad de don Atalivar Viña, situado en la Plaza de Bolívar, centro principal de la ciudad. Admiradas las religiosas de la belleza del Establecimiento, expresaron a su dueño el deseo de que la edificación se destinara a la educación de las niñas de la Ciudad. Acto seguido, don Atalivar manifestó su decisión de desprenderse del Edificio en favor de la obra anunciada por las Hermanas. Esta decisión estaba sustentada en el amor que don Atalivar Viña sentía por la ciudad de Ibagué, que lo acogió en su seno, ya que era, por nacimiento, ciudadano del vecino Municipio de Piedras. Así se instala, desde 1901, el Colegio de la Presentación en la ciudad de Ibagué, en el mismo sitio en que está ubicado en el año 2000. Las mismas Hermanas de la Presentación fundaron, años después, una Escuela para niñas pobres con el destino de formarlas para desempeños domésticos, similar a la de Artes y Oficios que habían instalado, entre tanto, los Salesianos y que estaba destinada a la formación de los varones. Esta nueva Institución las preparaba para oficios típicamente femeninos y daba albergue a niñas huérfanas o abandonadas. Por estas circunstancias fue identificada como el “Orfelinato”, donde se preparaban excelentes modistas y bordadoras. Funcionaba en el Centro de la ciudad, “hasta cuando un mandatario, en un acto de ingrata recordación, solicitó a las monjas que devolvieran el lote, entregado en comodato, para ser destinado al servicio de la entidad administrativa municipal”(1).(2). Las religiosas, orientadas por sus superioras, ordenaron derribar la edificación, antes de entregar el lote al mandatario que lo demandaba. El Colegio Departamental, más conocido como "Colegio Oficial" fue fundado por Don Narciso Viña, Secretario de Educación de la época, y destinado a la educación de niñas y señoritas. Después de iniciado su funcionamiento, la Comunidad de las Hermanas Salesianas recibió el encargo de regentar los destinos del establecimiento, cuyo nombre fue cambiado por el de Colegio Departamental Santa Teresa de Jesús, obedeciendo a la decisión de las mismas Salesianas. El primer centro cultural escolar de la ciudad estuvo ubicado, según palabras del Maestro Viña Calderón, en el Colegio Santa Teresa de Jesús.(3) Los orígenes de la Escuela de Artes y Oficios de los Hermanos Salecianos, están reseñados en la Ponencia sobre Instituciones de Educación Superior en Ibagué. Los Franciscanos asumen responsabilidades con la educación en la ciudad hacia 1942, con la fundación del Colegio “San Roque”, instalado durante el Provincialato de Fray Alberto Reyes. El primer Rector del establecimiento fue Fray Mario Urrea Urrea quien, a su vez, era el Párroco de la Iglesia de “San Roque”. En 1943 se cambió el nombre del Establecimiento por el de “Colegio Franciscano Jimenez de Cisneros”, en honor al Cardenal Francisco Jimenez de Cisneros, quien fue confesor de la Reina Isabel de Castilla y después fue facultado por el Papa Alejandro VI, para llevar a cabo la Reforma, situación que le permitió preparar un enorme número de Misioneros que habrían de realizar la obra Misionera en América y por tanto, desarrollar programas de educación para el Nuevo Mundo.(4) Delimitación del trabajo indagativo Entre los protagonistas de la educación en Ibagué, llama la atención la existencia de familias que, a través del siglo XX, han tenido presencia en diferentes niveles y áreas de la educación. Suele cometerse injusticias cuando se pretende dar cuenta de procesos históricos, cualquiera que ellos sean. Seguramente al afrontar este trabajo, se corre el riesgo de caer en esas injusticias. Este problema aquí no se afronta como una trampa, sino como la posibilidad de que otros asuman diferentes responsabilidades con el ejercicio académico y, particularmente, con los procesos históricos que se gestan al interior de las comunidades humanas. Las deficiencias de este registro, entonces, están únicamente remitidas a las personales limitaciones de la indagadora, quien se excusa al dejar por fuera a valiosos personajes y, aún dentro de los reseñados, omite, hechos y obras, sin duda, de importancia. En este amplio panorama que le ofrece la historia a la investigación sobre la educación en Ibagué, en el Siglo XX, hemos identificado figuras que se cruzan como hitos fundantes para comprender la historia de nuestro interés. Por esta razón, tomamos la decisión de detener la mirada en una familia que atraviesa, con su actuar pedagógico a todo lo largo del Siglo, la formación de los ibaguereños. LA FAMILIA VIÑA: Educadora a través del Siglo XX La historia de la Familia Viña y de sus aportes a la educación en Ibagué en el Siglo XX, se puede abocar desde la anécdota narrada y que da cuenta de cómo el señor Atalivar Viña, en un acto de desprendimiento que llama la atención de los ibaguereños, cedió el local donde funcionaba el hotel de su propiedad, Hotel Brasilia, ubicado en el Marco de la Plaza de Bolívar, a Las Hermanas de la Presentación, quienes en 1900, llegaron a Ibagué con el objeto de emprender obras formativas para señoritas, a través de la Institución Educativa que ya, en otros ámbitos nacionales había iniciado gestiones, logrando el reconocimiento de su Institución como una de las mejor estructuradas para la formación de las damas del País . Don Atalivar, procedente de Piedras (Tolima) y padre, entre otros hijos, de Adolfo Viña, fue, por esta vía, el abuelo de don Narciso Viña, uno de los más recordados educadores de Ibagué del Siglo XX. Narciso Viña Munar (5)y(6) Nació en El Espinal el 29 de Octubre de 1889. Se le reconoce como incansable animador de procesos culturales. Fundador de colegios de reconocida trayectoria: Instituto Jorge Isaacs y Colegio Departamental Santa Teresa de Jesús. “Hizo de la pedagogía su mundo, de la enseñanza su itinerario y de la docencia su horizonte. Jamás se desplazó hacia otras disciplinas y alegre de ser maestro, se encontró un día cualquiera con la muerte”(7). Fue fundador, rector, y profesor de varios establecimientos educativos de la ciudad. “Con tamboras retumbando en su pecho, con el alegre sonar del Sanjuanero y con el sabor “pa´machos” del aguardiente, creció sabiendo que la música y las letras lo llevarían de la mano hacia la consagración, como personaje ilustre de su tierra. Él llevaba al Espinal en su corazón” Su formación inicial Aprendió las primeras letras con los Hermanos Maristas, bajo la mirada de uno de los más grandes educadores que tuvo el Departamento: El Hermano español Arsenio, quien forjó en las aulas de la Escuela San Luis Gonzaga, ubicada entonces en la calle 11 entre las carreras 1a. y 2a., a hombres capaces de hacer cosas grandes por su tierra, quienes se preparaban a la vez que correteaban y jugaban a las escondidas por los corredores, “desde allí aprendió lo que es la lucha”. Sabía lo que eran las luchas en las peleas, porque él jugaba a ésto y eso lo llevó a ser un gran luchador y un gran hombre en su educación física. Ingresó a la Normal de Varones de Ibagué, que dirigía el Hermano Adalbonio, en donde recibió, el 20 de mayo de 1911, el grado elemental como Institutor, de manos de José Eustasio Rivera, Inspector de Educación por aquel entonces. Por la misma época se hizo acreedor de un segundo honor, esta vez como institutor de Enseñanza Superior, iniciando así su carrera como profesor. En ese entonces, la Normal otorgaba dos grados diferentes: Elemental y Superior. El Secretario de La Normal era un gran educador del Líbano: Don Heraclio Lastra. Su desempeño en la educación El 10 de enero de 1912, inicia su labor como educador, desde la Dirección en la Escuela No. 1 de la Ciudad, cargo que le fue concedido por Decreto No. 14 de la Gobernación del Tolima. Durante los 53 años de servicio a la educación, fue alto su empeño en crear hombres de bien, y en sus listas de clase aparecen ilustres personajes de la vida pública nacional, quienes le reconocen como su maestro. Fue director de muchos colegios, entre otros, el de Bachillerato del Líbano, que más tarde se llamó “Isidro Parra”. También trabajó en el Colegio San José del Fresno, que era de la Iglesia, y allí el Padre Cortés considerando que don Narciso Viña era el hombre idóneo para manejar ese Plantel, lo nombró Rector. La gran mayoría de los establecimientos educativos que tuvo Ibagué hasta la década del 60, contaron con la presencia de don Narciso, con sus enseñanzas y recuerdos: La Presentación, San Simón, -de donde fue Vicerrector y Rector Encargado-, El Tolimense, El Murillo Toro, Santa Teresa de Jesús, Normal Nacional de Varones, Anexa de Varones, Normal Nacional de Señoritas, Anexa de Señoritas. Además pasó por otras Instituciones del Tolima: Normal Nacional de Señoritas del Fresno y Anexa del Fresno. Culminó su obra educadora en El Conservatorio de Música del Tolima, donde lo sorprendió la muerte el 25 de Noviembre de 1962, a la edad de 73 años. Este educador cupó, en varias ocasiones la Inspección Departamental de Educación y fundó además el Colegio Jorge Isaacs, que funcionó en Ibagué en distintas edificaciones de la ciudad y luego se trasladó a los municipios de Cajamarca y El Fresno respectivamente, para regresar a Ibagué de donde desapareció en 1963. Nunca entendió por qué razones se comercializaba con la educación. Logros Profesionales Fue merecedor de varias condecoraciones concedidas por los gobiernos nacionales, departamentales y por distintas entidades educativas e Instituciones Cívicas, entre las cuales se destaca: El libro de Oro de la Educación, Medalla Manuel Antonio Bonilla, Medalla al Mérito Educativo, en sus Bodas de Plata, Medalla Camilo Torres, en su máxima Categoría entregada por el Presidente Alberto Lleras Camargo. Representó al Tolima en varios Congresos Educativos Nacionales y su afición por las tertulias, en donde se intercambiaba la lectura, con la cultura, la pasión por el arte y la música lo hicieron célebre. Entre sus amigos de letras estaban Eduardo Carranza, Alfredo Gómez Jaime, Monseñor Gerardo Valencia, Salvador Mesa Nichols, “El Caratejo” Vélez, Alberto Castilla, Manuel Antonio Bonilla, (autor de “La palabra triunfante”) entre otros. Como escritor, y bajo el seudónimo de Jaime Leví, escribió su página “Sección Pedagógica” en el Periódico “El Derecho” que dirigía Floro Saavedra, quien fue su compañero de la Normal. Su libro “Escenario Escolar” contiene dramas, sainetes, monólogos, comedias, todos referidos a la educación. Salió también de su autoría “Catorce preparaciones de clases modelo”, obra de gran importancia, que resume sus elaboraciones sobre su práctica educativa. Trabajaba con especialidad, en las Áreas de Castellano y Contabilidad. Anexamos en este trabajo, una de sus páginas de la “Sección Pedagógica”, cuya urgente temática, bajo el título: "¡Quien supira leer!", perdura en las aulas académicas. Anécdotas Son innumerables las anécdotas que dan cuenta de la vida y obra pedagógica, administrativa, pública y familiar de don Narciso Viña. Seleccionamos algunas de las más representativas, sin que ello signifique que en éstas se agota el manantial de recuerdos que tiene la ciudadanía de Ibagué, de quien fuera uno de sus más insignes maestros. “Realidades” Siendo Inspector de educación, y dirigiéndose a Anzoategui, fue sorprendido por un aguacero tremendo. Buscó guarecerse de la lluvia y entró a una escuelita y, mientras se apeaba del caballo, la maestra salió a recibir al forastero, le pidió que siguiera y cuidara un momento a los niños, para ella prepararle un tintico caliente para que se recuperara de ese frío. Le advirtió al señor que los niños no le pondrían pereque. Entonces la maestra se fue a la cocina, cerca del salón donde funcionaba la “Escuela Unitaria”, que albergaba a todos los niños de diferentes grados en un mismo salón. Una sola maestra rural, “la maestra unitaria”, manejaba toda la enseñanza de primaria, desde primero hasta quinto. Mientras la maestra preparaba el café, don Narciso se puso a enseñarles con un método conocido para la época, que se llamaba “Realidades”, consistente en que con un solo tema, el maestro dictaba todas las materias: Historia, Geografía, Matemáticas, Castellano… La maestra, admirada, no se atrevía a interrumpir, y feliz, escuchando al Señor que les explicaba tan bien la clase a los alumnos y, ¡con qué gusto!, finalmente, se atrevió: “Perdón, le voy a interrumpir la charla para que se tome el tintico”. Don Narciso se tomó el café, y la maestra le dijo: “Señor, ¿usted quiere entrar al Magisterio? No es que yo tenga influencia, pero yo puedo contarle al Secretario de Educación, con mucho gusto, que hay un señor que enseña muy bien, que tiene una forma muy buena de enseñarle a los niños porque se hace entender a la perfección, que puede ser muy buen maestro y que sería una ganancia para la educación del Departamento”. Don Narciso le dio las gracias, identificó que la maestra se llamaba Blanca Álvarez y, cuando escampó, antes de irse, le preguntó por los Libros de la Escuela. La profesora se los dio a conocer y le mostró el “Libro de Actas” útil para cuando llegan los inspectores. Don Narciso le preguntó si podía escribir en este libro, y la Profesora le permitió utilizarlo. Él escribió la más bella de las páginas de reconocimiento que tenía ese libro, resaltando lo que es una verdadera maestra, capaz de atender a los vecinos, dando muestras de solidaridad, de saber atender a la gente, verdadero fin del maestro para atraer a la comunidad y poder dejar sus enseñanzas. La profesora, al mirar la firma, descubrió que se trataba de uno de los Inspectores de Educación, recién entrado al cargo y quedó sumamente sorprendida de ver el tratamiento escrito que le daba el Inspector. Después de esta correría, don Narciso hizo trasladar a la Profesora Blanca Álvarez para la ciudad de Ibagué. En esta ciudad trabajó hasta que terminó su jornada educativa. “Mayo” Fue admirador de Jorge Isaacs, y en su memoria, además del establecimiento educativo que fundó con su nombre, siempre tuvo un perro que se llamaba “Mayo”, como el perro que aparece en la novela “María”. Éste siempre estaba en los lugares donde estaba su amo. Es famosa la anécdota que cuenta que don Narciso entraba a las tiendas pidiendo “Un aguardiente para mi y un pan para “Mayo”. Política Fue, sin quererlo, Concejal de Ibagué, donde defendió políticas y programas educativos. En el ejercicio de su profesión de educador, ocupó, en varias ocasiones, el cargo de Inspector Departamental de Educación. En Cajamarca, el Gobierno Departamental, en honor a su memoria, estableció una escuela de varones con el nombre de Narciso Viña, y en Ibagué, a la entrada del Barrio Ricaurte, también existe la Escuela Narciso Viña. Su familia continúa con la obra educadora Don Narciso Viña, cuando trabajó en el Fresno, conoció a la señorita Alicia Calderón Salazar, nieta del fundador del Fresno don Miguel Calderón. Con ella se casó y tuvo los hijos: Jorge Viña, Educador. Carmen Alicia Viña de Silva, Educadora. Alfonso Viña, Educador Adolfo Viña, Educador Alberto Viña, Educador Eduardo Viña, Educador Ligia Viña, Trabajadora Social Guillermo Viña, Trabajador Social Teresa Viña, Trabajadora Social, se dedicó más que todo al hogar. Recomendaba a sus hijos educadores: “Preparen su clase, porque yo no quiero aplicarles lo que le aplico a muchos maestros, porque no se preparan y dan la clase en cualquier forma, porque yo tengo una frase que me la han alabado mucho: “Hay mucho maestro con diploma, pero mucho diploma sin maestro”. Esa es una frase muy conocida de don Narciso, ya que él consideraba que “Maestro que no preparaba su clase, no era maestro” Porque no hay maestro, por más que domine una materia, que pueda dictar una clase sin que la prepare” Don Narciso tocaba tiple y cantaba muy bonito, y en su vida pedagógica, familiar y social, esta virtud también acompañó al Maestro. Él estableció una costumbre para la clausura de fin de año en el Colegio Jorge Isaacs. Esa clausura convocaba a la gente para asistir al evento que era muy apreciado. Allí intervenían los mejores alumnos intérpretes de la Música, quienes muchas veces eran, a su vez, alumnos del Conservatorio. Hacía concursos literarios que sirvieron para formar muy buenos escritores en la ciudad, entre quienes se nombra a Daniel Arango, quien fuera Ministro de Educación. El Doctor Arango no nació en Ibagué, pero se formó en esta ciudad. Maestro durante toda su vida, a su muerte fue reconocido por todas las autoridades civiles y religiosas. Entre los homenajes que recibió, se recuerda el escrito, con el que el Presbítero José Gregorio Lozano, todavía en vida del Maestro, convoca al reconocimiento de la vida y obra de “El Profesor don Narciso Viña”. Se anexa el documento a esta ponencia. Lisandro Viña Garavito: Otro de los familiares de Don Narciso, fue el gran maestro Don Lisandro Viña Garavito, hijo de Belisario, quien a su vez era hijo de don Atalivar, resulta ser entonces, primo hermano de don Narciso. De ese lado, posiblemente, viene la afición musical de los Viña, que se manifiesta aún en los jóvenes descendientes de este tronco familiar, estaba emparentado con don Milciades Garavito y Las Hermanas Garavito. Estos tuvieron mucha influencia sobre la familia del Maestro y ellos, los Viña Calderón, se enamoraron de la música. Y así, los educadores, se dedicaron también a la interpretación y a la Educación Musical. Don Lisandro fue maestro de matemáticas en San Simón, entre 1940 y 1950. Jorge Viña: De la misma parentela, se dedicó a la política y al deporte. Fue Secretario de Gobierno, concejal de Ibagué y de Cajamarca. Como maestro, dictó las clases de sociales en los colegios Tolimense y Jorge Isaacs. Carmen Alicia Viña: Maestra integral de la Escuela Central y de la Diego Fallon. Perteneció a los Coros del Tolima. Fue Profesora de Piano en el Conservatorio del Tolima A su vez es la madre de Cecilia Viña Silva, actual maestra en la Escuela del Topacio. Adolfo Viña: Tiplero por excelencia, fue profesor de matemáticas en el Liceo Especial y en la Escuela Central. También fungió como Director de la Escuela Diego Fallon. Padre de los maestros: Luis Narciso Viña, Carmenza Viña, -Supervisora de Educación- Eduardo Viña, -Profesor de Educación Física, quien terminó su vida laboral trabajando con la Federación Nacional de Cafeteros- y Alberto Viña que, según palabras del Maestro Alfonso Viña Calderón, fue el mejor profesor de castellano. Era un gramático ejemplar. Trabajó en el Colegio San Simón durante 12 años y allí también fue Secretario General del Establecimiento. El Gobierno Nacional lo nombró en Barichara y lo trasladó a Bucaramanga, en Santander. Alfonso Viña Calderón Por propia decisión se retiró del Colegio Jorge Isaacs, que regentaba su padre y, apoyado por Margarita Pardo, a quien el estudiante le pidió ayuda para que fuera su Tutora, reconociendo en ella a una gran amiga de don Narciso, se matriculó en el Colegio San Simón. Su padre, cuando supo de la decisión de Alfonso, lo llamó y lo felicitó por su decisión y su carácter. Desde pequeño comenzó a sentir amor por la música, recibió clases en el Conservatorio, pero fue Darío Collazos quien le contagió el gusto por tocar la bandola y la afición por la música. De esos tiempos guarda gratos recuerdos, atravesados, muchos de ellos, por su participación en “Los Coros del Tolima”, organización con la que muchos jóvenes tolimenses tuvieron la oportunidad de viajar y conocer obras, personas y lugares de otras latitudes. Profesión y ejercicios profesionales y administrativos Después de estudiar en el San Simón de Ibagué, de cantar e interpretar música, decidió viajar a Bogotá, para cumplir con un sueño extraño para muchos, pues eligió estudiar en La Universidad Nacional, la carrera que lo formó como “Matemático Puro”. El ejercicio de la Docencia le permitió transitar por distintos claustros, destacándose como Maestro de Matemáticas en: San Simón, La Universidad del Tolima, Conservatorio de Música, donde también fue Secretario General. En el Colegio Cooperativo, Colegio Tolimense, Colegio Murillo Toro, Santa Teresa de Jesús… Pasó por la mayoría de los colegios de Ibagué, pero era incapaz de dejar su vena artística que le permitió participar en diferentes ejercicios cívicos. En el Liceo Pacceli creó la Primera Tuna que existió en Ibagué y de la cual nació la Departamental. Enseñó Pasillos y Bambucos. Más tarde se encargó de fundar la Facultad de Educación de la Universidad del Tolima, pese a la oposición de algunas de las directivas del Plantel, del cual también fue Rector. Antes de esto, ayudó a gestionar la consecución del lote donde hoy funciona la Universidad del Tolima, que fue entregado por el entonces Ministro de Obras Públicas Turbay Ayala, quien más tarde fue Presidente . Fue Secretario de Educación en El Tolima. Ayudó a fundar el INEM. Cuando salió el Decreto de la creación de los INEM, Ibagué fue excluído, entonces, el Maestro Viña Calderón acompañó a la Secretaria de Educación de la época, Señora de Agudelo, en un viaje a Bogotá para entrevistarse con un condiscípulo suyo, Daniel Arango, y así se consiguió el INEM. La condición era conseguir un lote, y le compraron un terreno a la Comunidad Salesiana, de un lote mayor que tenía la Granja San Jorge. Durante 12 años fue director artístico del Folclor en Ibagué y reconoce que hoy, no hay ni asomo de lo que fueron las fiestas de antaño. Las reinas actuales, muchas veces no reconocen que “el ramo de flores debe ir a la izquierda de la cabeza y que ojalá con una flor roja, porque simboliza un elemento que late con firmeza cuando estamos felices, es decir el corazón.” (8) Perteneció al Conjunto Tolima Grande, famoso por sus interpretaciones de aires tolimenses, del cual hicieron parte Leopoldo Quimbayo, Gustavo Torres, Maruja Torres, Luis A. Benavides, Francisco Rojas (quien era su director), Aura Meneses, Carmen Castillo, entre otros. Participaban también algunos del Conservatorio: Emilio Díaz, El Profesor Marulanda, Simón Collazos, Blanquita Álvarez. Anécdotas Sistemas de comunicación en los noviazgos Cuando los jóvenes, compañeros de Alfonso Viña, estudiaban en El Colegio San Simón tenían “un sistema de correos” con las niñas estudiantes de La Normal de Señoritas. Consistía en que guardaban las notas de amores a escondidas, que iban de este Claustro al otro, a través del sombrero del Maestro de Castellano, Manuel Antonio Bonilla, quien dictaba clases en ambos establecimientos. Los jóvenes saludaban al Profesor y le recibían el sombrero. En ese momento aprovechaban para introducir, bajo la cinta, las cartas con razones que debían enviar a las niñas. Ellas, mientras saludaban, recibían el sombrero del profesor, y buscaban bajo su cinta los mensajes, a la vez que introducían los propios. Este sistema de Correo, transmitía los mensajes cada ocho días. Hacían reuniones muy interesantes en Mirolindo para cantar, tocar música y hablar cosas de muchachos. La señal para saber que había encuentro era colocar un “aro de costura” en el “Café París” y cuando pasaban por allí decían: “Hay costurero” y acudían a la cita. Igualmente la Tienda “La Fontana” ubicada en la carrera 3a. entre las Calles 11 y 12, era sitio de peregrinación juvenil, sobre todo porque allí acudían caballeros como: Floro Saavedra, El Caratejo Vélez, Narciso Viña, Emilio Rico, Camacho Ramírez, Alberto Castilla, y muchos poetas, quienes al compás de la música conversaban. Los muchachos podían entrar a buscar a sus papás y aprovechaban para escuchar muchas veces lo que allí se hablaba. “Los Coros del Tolima” y “Garzón y Collazos” en Medellín En uno de los viajes con “Los Coros del Tolima”, a la ciudad de Medellín, recuerda el Maestro, se formó el “Dueto Garzón y Collazos”, así mismo fue el nacimiento de “Los Tolimenses”. Allí, un señor que asistía a una de las presentaciones, quedó sorprendido cuando escuchó la combinación de las voces y de la interpretación de Garzón y Collazos; pues se usaba que, después de las presentaciones oficiales, se reunían y cantaban en duetos, tríos, cuartetos… Una vez escuchados estos muchachos, el señor, quien se identificó con el apellido de Fuentes, les ofreció la posibilidad de grabar el primer sencillo con la interpretación de “Antioqueñita”. Él era don Antonio, el dueño de “Discos Fuentes”. Viña también cantaba en dueto En una ocasión el Maestro Alfonso Viña plagió a Collazos en Bogotá, pues ellos estaban disgustados y había una presentación del Dueto. Así, el Maestro de Ceremonias anunció la presentación de “Garzón y Collazos”, pero quienes en realidad, interpretaban las canciones eran “Garzón y Viña”. Los Viña han estado en la música Además de las manifiestas vocaciones y habilidades individuales, en muchas ocasiones los Viña han coincidido en su pertenencia a grupos de mayor cantidad de intérpretes. Alfonso, Carmen Alicia y Adolfo, pertenecieron al “Coro Tolima Grande” Familia del Maestro Alfonso Viña Conoció, en el Fresno, a Ligia Patiño Bedoya, con quien se casó en Cajamarca. Tienen 52 años de feliz matrimonio, en el seno del cual nacieron 4 hijos: Jairo Alfonso -Ingeniero Forestal-, Amparo, Marta y Luz Ángela. Todos aman el folclor. Marta y Luz Ángela, además de sus profesiones, cantan e interpretan instrumentos musicales. Tienen 10 nietos, algunos de quienes interpretan música de alta calidad. Son pianistas, violinistas, guitarristas… dando continuidad a una tradición familiar. En la actualidad (Junio 8 de 2000) El Maestro Viña Calderón vive en la ciudad de Ibagué. Atiende todo tipo de invitaciones a dictar conferencias sobre el folclor, presta atención a los estudiantes de la Universidad del Tolima, cuando le solicitan su ayuda para que les oriente trabajos académicos, entre los que ha asesorado tesis de grado. Ha preparado reinas para participar en el “Festival del Folclor” Pertenece a la Academia de Historia. Esta vinculación le propicia dictar algunas conferencias sobre Manuel Antonio Bonilla, Darío Echandía y sobre el Folclor, entre otros temas de su interés. ¡No deja la Música! Pertenece a un Grupo Musical llamado Calambú, en honor a una Princesa indígena del Río Combeima, compañera del Indio Baguey. Actualmente dirige un “Kinder Musical de Cajanal” con 45 damas pensionadas, que van a recibir recreación los martes y jueves de las 2 a las 4 de la tarde, y que, según sus palabras, "la niña más joven tiene 62 años y la mayor 82" En el lapso de dos años ha logrado montar con este grupo 45 composiciones colombianas. Además dirige un conjunto Vocal-Instrumental- mixto. También tiene montadas varias “Misas” y las interpreta en compañía de la profesora Julita Londoño, y con el Grupo Calambú participan en este tipo de interpretaciones. El Maestro Viña Calderón se define así mismo como un “Libro abierto” para todos los que quieran consultar sobre el folclor. Pertenece a la Fundación San Simón, integrada por exalumnos del Colegio, y con ellos apoya algunas obras del Colegio San Simón. Recuerda que el Colegio San Simón fue construído en lo que antes era el Parque Santander. Algunos creen que el Colegio San Simón le hizo un homenaje a Francisco de Paula Santander erigiendo allí un busto en su memoria. Pero, la realidad, es que ese era el Parque Santander y allí ya estaba la estatua antes de la construcción del edificio. Ese sitio lo consiguió el Síndico de San Simón, "El Gran Quijano", quien lo cambió por el parque Murillo Toro, que era el lugar de recreación de los Dominicos. Estos religiosos habitaron en el Tolima, hasta cuando fueron expulsados. En ese entonces El General Santander dió la orden de fundar 10 Establecimientos educativos y uno de ellos lo destinó a Ibagué y lo puso San Simón. Ha trabajado el tema del folclor y sobre éste tiene conceptos ampliamente desarrollados y difundidos, sobre los cuales, desafortunadamente, no nos podemos extender en este trabajo. Ha compuesto varias obras, como el Sanjuanero titulado “Yo soy pijao”, que se estrenará, en el Próximo Festival Folclórico de Ibagué que se celebrará en Junio de 2000. Aspira, el Maestro Alfonso Viña, a que sus cenizas sean llevadas al Colegio San Simón. Amparo Viña Patiño Hija del Maestro Alfonso Viña. Su formación de Pregrado le otorgó el título de Ingeniera Química, carrera que cursó en la Universidad del Valle. Es Master en Bioquímica, de la UNAM de México. Profesora de la Universidad del Tolima, se reconoce maestra por herencia y recuerda que, cuando fue a elegir carrera, se negó, por rebeldía de juventud, a estudiar pedagogía o a seguir cualquier otro camino que la condujera a la enseñanza. Sin embargo, tan pronto salió como profesional, su primera vinculación fue con la Educación a través de la Universidad del Tolima. Ha sido Decana de la Facultad de Ciencias Básicas. Creó los Programas de Biología, con énfasis en Biotecnología; y Matemáticas, con énfasis en Estadística. Como Investigadora, su trabajo "Extracción y determinación de aceites esenciales", obtuvo el Primer Premio en un Congreso Internacional, celebrado en el Brasil. Ha pertenecido al Coro de Cámara de la Universidad del Tolima. Conclusiones Al indagar sobre esta temática, se evidencia que muchos hechos y obras importantes, trascienden los estrechos marcos de este trabajo. Sería importante que se siguiera explorando este caudal informativo para trascender del registro, (que debe ser ampliado), a la analítica y la elaboración propositiva. Se evidencia que la obra educativa de Ibagué, además de extensa, ha estado cruzada por múltiples circunstancias que la relacionan con el acontecer educativo del Líbano, -Centro cultural muy importante del Tolima desde principios del Siglo-, Cajamarca, Villahermosa y El Fresno. Así también, con las alternativas educativas que ofrecía la Ciudad de Bogotá. Uno de los temas que se quedan sin enunciar, está relacionado con el listado de personas que desde el Conservatorio de Música del Tolima, han salido de las fronteras municipales y nacionales, para ejercer su arte y profesión en otras latitudes, siempre dejando el nombre del Tolima y de Colombia en alto. No se registra el nombre de los empresarios y las empresas comprometidas con acciones educativas, de gran valía para el impulso de muchas obras ibaguereñas relacionadas con la temática. Así también, se quedan sin mencionar las condecoraciones y galardones que han recibido los tolimenses, en el ejercicio musical y educativo. Sería muy interesante reconocer las realizaciones y los méritos de todos los educadores. Entre ellos se puede destacar a El Padre Idrobo, Don Manuel Antonio Bonilla, Doña Amina Melendro de Pulecio, Don José Osorio, el Doctor Eduardo de León Caicedo, Don Salomón Tobar, Don Roberto Mejía, quienes todavía viven en la ciudad de Ibagué, y en cuyas cuentas sociales se registra un amplio caudal de méritos propositivos frente a la educación. Vale la pena identificar cómo se percibe hoy, las consecuencias de algunas políticas educativas, ya que en repetidas ocasiones se señala cómo ellas impactaron los procesos educativos y muchas veces, al decir de los educadores, han causado más daños que beneficios. Muchos de los eventos vividos en la Ibagué Cultural, así como en el Líbano de principios del Siglo, vieron extinguirse las estrellas del arte, la historia y la música, bajo el imperio de la violencia partidista, política o del narcotráfico, que tantos desplazamientos provoca, impulsando a un reacomodamiento intempestivo de las fuerzas sociales, que sólo permite la huida y el olvido de las tradiciones y sus logros. La Educación y la Historia también han perdido sus registros, las analíticas y las propuestas, bajo los imperios de las violencias y, particularmente, de la ignorancia que campea a la sombra de los desplazamientos, con la superposición forzada y, a veces bárbara, de diferentes intereses culturales y civiles. Después de lograr registrar estos datos y hechos, y de hacer pobres referencias a las obras de quienes han liderado el proceso educativo de Ibagué, sólo queda decir: VALIÓ LA PENA! Hay que seguir hacia adelante, reconociendo el pasado y evidenciando sus valores! Bibliografía y otras fuentes
Arciniegas Herrán, José Ignacio. Así es el Tolima. Printer Colombiana. S. D. 1994. "El Nuevo Día": El Peródico de los tolimenses. Archivos. Ibagué. 1998- 1999-2000. Especialmente en su Sección Dominical "Facetas" Galeano, Adolfo. "La primera evangelización Franciscana de América. En: Franciscanum Revista de las ciencias del espíritu. Volumen XXXIV. Enero-Agosto 1992. No. 100-101. Agosto de 1992. Galindo, Hernando. Entrevista sobre la educación en Ibagué, en el Siglo XX, concedida a María del Carmen Moreno Vélez, en Ibagué, el 18 de Abril de 2000 Rico, Emilio. “Palabras del Poeta el día del Funeral de Narciso Viña Munar” en ´Narciso Viña Munar: Imagen de un Maestro´. Facetas en El Nuevo Día. 12 de Septiembre de 1999. pág. 1C Vélez, Julio. Entrevista concedida a María del Carmen Moreno Vélez, en Ibagué, el 5 de Junio de 2000 Viña Calderón, Alfonso. Entrevistas concedidas a María del Carmen Moreno Vélez, en Ibagué, el 29 de Enero, el 6 y el 8 de Junio de 2000. (1):-Viña Calderón, Alfonso. Entrevista concedida a María del Carmen Moreno Vélez. Ibagué. 29 de Enero de 2000. (2):-Al hacer indagacines sobre ¿Quién puede ser este mandatario, cuyo acto es de ingrata recordación?, de quien no se me sumistró su identificación, algunas personas han dicho que puede ser Francisco Pañaloza, varias veces alcalde de Ibagué y Gobernador del Tolima. No tengo seguridad de esta afirmación. (3):-Viña Calderón. Entrevista citada. (4):-Galeano, Adolfo. "La primera evangelización Franciscana de América. En: Franciscanum Revista de las ciencias del espíritu. Volumen XXXIV. Enero- Agosto 1992. No. 100-101. Agosto de 1992. p.p.16-17 (5):-_ La mayoría de los datos recogidos en este registro, fueron suministrados, en 3 entrevistas, por El Maestro Alfonso Viña Calderón, hijo de Don Narciso Viña Munar. Éstas tuvieron lugar en la residencia del Maestro Viña, en Ibagué, el 29 de Enero, el 6 y el 8 de Junio de 2000. En la entrevista del 6 de Junio, estuvo presente también Amparo Viña Patiño, Ingeniera Química, con Maestría en Bioquímica, quien se desempeña en la Docencia en la Universidad del Tolima. (6):-El Nuevo Día. "Narciso Viña Munar: Imagen de un Maestro. en Facetas. Editorial Aguasclaras, Ibagué. Domingo 12 de Septiembre de 1999. p. 1C (7):-“Palabras del Poeta Emilio Rico el día del Funeral de Narciso Viña Munar” en ´Narciso Viña Munar: Imagen de un Maestro. Idem (8):-De las entrevistas que el Maestro Viña concedió a María del Carmen Moreno Vélez, durante el primer semestre de 2000, con el objeto de adelantar este trabajo.

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